Alguna vez has pensado qué puede haber debajo del suelo de tu jardín. ¡Por supuesto que no! Quién sería tan listo para pensar en ello.
Pero y si tan de repente se te ocurre esa idea y decides cavar en tu jardín.
Sabes que te puedes encontrar cualquier cosa, sin embargo jamás pensaste en encontrar un cadáver. ¿Qué harías con él? Volver a enterrarlo, llamar a la policía o esconderlo en otro sitio. Pero sabes que hagas lo que hagas, tú siempre serás el primer sospechoso. Entonces decides llamar a un amigo. Cuando llega se queda mirando al cadáver, se ríe y te dice “¿es una broma?” Te quedas mirando a tu amigo durante un buen rato, te giras y sigues mirando el cadáver.
Realmente no sabéis que hacer con el cuerpo, por eso decidís devolverlo a su sitio.
Pero qué pasaría si una semana después, en tu jardín aparecen tres lirios y resulta que no están en cualquier sitio si no encima del lugar donde se encuentra el cadáver.
Te das la vuelta y vuelves hacia el porche de tu casa donde te encuentras una carta para ti. Decides abrirla y en su interior hay una hoja en la que pone:
“Tarado, tarado, tarado ya sabes lo que hay en tu jardín”
Llegas a pensar que te lo ha enviado tu amigo, gastándote una broma, pero por supuesto que no hace gracia.
Tu paciencia se ha acabado, ya no lo aguantas más, es hora de actuar.
Ahora eres tú el que va a jugar, vas a enseñarle al que te ha enviado la carta que contigo no se puede jugar sin que el otro jugador termine mal.
Vuelves al jardín, cavas sin parar hasta llegar al lugar donde se encontraba el muerto pero resulta que ya no está. Te empiezas a reír sin parar porque resulta que el señor de la carta por supuesto que es más listo que tú.
Vuelves a tu casa y te sientas en el sofá a ver la tele.
Después de un buen tiempo recuerdas lo que te sucedió y te parece un chiste, sin embargo, qué harías si volviese a aparecer el cadáver en tu jardín.
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